¡Viva el Glam, muera el capital!

Qué desilusión. Al final el hotel de lujo en Miraflores donde pensaba pasar el lunes y el martes tumbado junto a la piscina con mi toalla de calaveras, un martini y escuchando Telepopmusik y Anthony and the Jhonsons mientras ojeaba el especial H de este mes resultó que de lujo nada. No era cutre pero tampoco tenía el glamour que me imaginaba, que la piscina cubría un metro diez máximo, vamos. Así que me vicié a la consola a ver si sacaba el final guapo de Silent Hill.
Ignacio se dedicó a sus ponencias y sus cosas y yo no entré a una sola actividad porque la temperatura no era la adecuada y tenía el sodio bajísmo. Pero llegué a la conclusión de que a la proxima que vaya voy a organizar actividades paralelas en plan historia y desarrollo del ikebana, maratón de cortos de animación o taller de cocktails de temporada (todo sea por la angostura).

El caso es que me llevé unas pelis en la misma PSP y me vi La Novia Cadáver por aquello de que la primera vez fue en francés y lo mismo no la aprecié como debiera.
Y algo de razón tenía: verla en cine algo de gracia tiene pero vamos que no es mala, vista con espíritu crítico es malísima. No solo la historia anda algo forzada sino que las canciones son tan pésimas que da ganas de ponerse la radio mientras y los diseños de personajes son de mercadillo. Lo único gracioso es el protagonista que está tan quedado que mola. (el daño que hace la venta de merchandising)
Más que una película de Tim Burton parece que imiten a Tim Burton. Como en esa de los monos que decían que era él el director pero que va, que usurparon su nombre y luego con el tiempo ya se les olvidó desmentirlo. Porque el alguien que saque una peli como Ed Wood no puede hacer semejantes bazofias.